Mis domingos no son de cine 31( jo, con los numeritos romanos, jajaja)

Mis domingos no son de cine, ya lo sabéis, pero los lunes se parecen bastante...Mi más sincero homenaje al sr Pere Portabella, que después de la setentera Umbracle nos regaló hace poco (¿un año, dos?, no me acuerdo ya...) Die Stille vor Bach, El silencio antes de Bach, para que nos entendamos.





Música de Bach entre los ruidos ambientales del vagón de metro...una película preciosa donde las haya,además me siento afortunada por haber podido verla en el cine, se siente, jajaja. Ah, y aparece el gran Alex Brendemühl.

No sé cómo he podido ser cinéfila antes de conocer las pelis de Portabella, un antes y un después en (mi) historia del cine personal. Relajáos y disfrutad: cine más música, ¿quién da más?La película está construida entorno a espacios y tiempos llenos de música, y no sólo como elemento sonoro, sino como presencia física: una pianola autónoma que avanza por un espacio blanco haciendo sonar las notas las Variaciones Goldberg, o este grupo de celistas que llenan un vagón de metro vacío, que representan la quintaesencia del diálogo entre cine y música, entre música y cine. Todo es aparentemente caótico y deslavazado, es una peli de momentos, de muchísimos momentos, casi tantos como secuencias, como planos; casi tantos como notas musicales hay en ella. Momentos que, de algún modo inesperado, acaban constituyendo un todo perfectamente armónico pero que, de nuevo, por momentos se desvanece cuando uno intenta explicarlo. Fas-ci-nan-te.