Jamás sabremos si fue realmente MARY QUANT quién inventó la minifalda (también se habla de Courrèges), las botas altas, los impermeables de colores estridentes...pero lo que sí tenemos claro es su importantísima contribución a la moda más informal de la juventud londinense de los años 60.
Su estilo extremadamente sencillo y colorista, identificado por el símbolo de la margarita, contrastó con la seriedad de la moda imperante. Gracias a sus precios asequibles y a su estilo juvenil y rebelde, consiguió un impresionante éxito comercial con una difusión a escala industrial sin parangón. Lo único criticable es su promoción de un nuevo arquetipo de mujer joven y delgada, encarnado a la perfección por la esquelética modelo Twiggy,que tanto ha perjudicado después al mundo de la moda, pero aún así, con sus defectos y virtudes, es el icono fundamental de aquellos que sienten el pop en sus entrañas, ni qué decir tiene que a ella le debemos el afamado y persistente Chelsea look...
Y de estas cositas, con poco más que decir que no se sepa ya sobre ella, parto yo para realizar mi última customización siguiendo sus premisas: económico, juvenil, pop y con logotipo. Mis antiguas pascueras (ays, y pensar que hace años se burlaban de mi por llevarlas...) han resurgido cuál Ave Fénix de sus cenizas reconvertidas en unas pascueras Mary Quant, con su margarita distintiva (en fieltro, cómo no), listas para caminar por Carnaby Street escuchando a los Small Faces.
Ya podéis seguir mis pasos pop. Y ya lo decían Los flechazos:
Trabajar en un estudio decorado por Mondrian,
entre pasarelas, maquillaje y alta sociedad,
moda de op-art, portadas en el Vogue,
va a ser como si vivieras el rodaje de Blow-up.
Oye, que seas feliz cuando estés en la gran ciudad.
Oye, y no te olvides de lo que dejaste atrás,
y acuérdate de Mary Quant...yeah yeah yeah!